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Salarios y distribución del ingreso (página 2)



Partes: 1, 2

Por último, propone que para que haya una mejor
distribución del ingreso es
condición necesaria, (aunque no suficiente) un crecimiento
económico. Alterar la regresiva distribución
del ingreso requiere de la aplicación de más
instrumentos de política
económica de los que hoy se utilizan. La
discusión no sólo debe estar centrada en la brecha
de ingresos y en
como el Estado
captura y asigna recursos, sino en
la distribución primaria de la riqueza. Esto es,
cómo se genera la desigualdad de reparto de la producción de bienes y
servicios, es
decir, como se asigna la riqueza generada por la sociedad entre
los asalariados y el sector empresario.

Integración vs.
Conflicto

La relación capitaltrabajo y el
papel del Estado en
ésta, puede ser interpretado desde la teoría
de la integración o del conflicto,
posturas a las cuales hace referencia el texto de
Araujo: Durkheim desde
la sociología de la regulación, hace
referencia a la integración, afirmando que la
división social del trabajo es un mecanismo de
cohesión social debido a que la especialización
funcional de los individuos genera interdependencia entre ellos
incrementando los lazos de solidaridad, de
cooperación existentes. El conflicto es una
disfunción patológica, una anomia del orden social
provocada por una división del trabajo anormal, lo cual
dificulta la integración social. El rol del Estado es
velar por la cohesión social por medio de sus instituciones
educativas, judiciales, económicas, etc.

Marx desde la sociología del cambio
radical, interpreta el conflicto como natural, propio y
característico de la relación capital-trabajo
resultado de la contradicción entre el desarrollo social
de las fuerzas productivas y la apropiación privada del
producto
social. Este conflicto define la dinámica de transformación de las
sociedades.

Desde esta perspectiva, el Estado protege el modo de
producción capitalista, es un instrumento de la clase
dominante para integrar a la clase subordinada bajo su ideología.

A su vez, Castel en su texto la sociedad salarial en
"Metamorfosis de la cuestión social", define al conflicto
desde la perspectiva marxista y distingue además
cómo se presenta en la sociedad salarial, al interior de
la clase asalariada, donde cada trabajador busca diferenciarse y
lograr un ascenso en la escala social
pensando únicamente en su bienestar personal,
abandonando su conciencia de
clase. Pero es importante destacar que esta clase social ya no es
un conjunto homogéneo: conviven obreros, empleados del
sector terciario, profesionales, etc.

Podemos observar en el mismo texto, una integración
subordinada de la clase obrera al modelo de
acumulación, la cual no se integra en igualdad y
queda sujeta al escalón más bajo de la sociedad.
Existe integración como clase misma siendo conscientes de
su explotación por parte de la burguesía.

 Zaiat se ubica en la posición de conflicto.
Siendo muy explícito en su artículo: "Conflicto
vital", al expresar: "El conflicto es la característica
básica de la relación capital-trabajo. No es una
situación buena ni mala, simplemente existe y hay que
tener en cuenta que no
desaparecerá,ဦ"
y también
al finalizar su artículo periodístico cuando
plantea el conflicto como una muestra de la
vitalidad de la sociedad, similar a la postura marxista.

En el artículo "Desigualdad", ésta postura no se
manifiesta de manera explícita, pero podemos apreciarla al
considerar que la problemática que genera el reparto de la
riqueza producida por un país es consecuencia de un
conflicto existente en la relación capital-trabajo, y en
sus intereses opuestos. Y además en la posición del
gobierno
favoreciendo al sector empresario con su accionar, (ej.: Ley de incentivos
impositivos para la exploración y explotación de
hidrocarburos)
y sus argumentos (ej.: No aumentar salarios para no
desalentar inversiones,
facilitar la ganancia empresaria para impulsar el
crecimiento).

En el artículo "Salarios y distribución del
ingreso" se plantea una postura crítica, de conflicto; a ésta
podemos apreciarla cuando se explica que los trabajadores han
recuperado su nivel de salarios con respecto a la crisis de
2001-2002, pero no los anteriores a ella mientras que los
empresarios se encuentran en una situación mejor a la de
hace 15 años, reflejando aquí la oposición
de intereses entre los dos sectores sociales: mientras uno
pierde, el otro gana. A su vez, el gobierno oculta los verdaderos
datos
económicos y sociales manifestando una posición a
favor del sistema
vigente.

Individualización y
desindividualización

La individualización y desindividualización
equivale a decir individuo
excluido e individuo integrado, respectivamente. En el
artículo "Conflicto Vital" se establece que el conflicto
es la característica básica de la
relación  capital-trabajo y se enfatiza el hecho de
potenciar la capacidad de los trabajadores para ampliar los
márgenes de negociación colectiva. Partiendo de estos
dos fenómenos, se logra entender la lucha del individuo
para lograr una mejora de sus condiciones de trabajo.
Castel  caracteriza esta situación haciendo
referencia a un trabajador que debe dar muestras, cada día
más, de iniciativa, de flexibilidad y de adaptabilidad, y
por otro lado, la pérdida de consistencia de los
colectivos protectores. Se presenta un contexto de condiciones
precarias de trabajo e individuos sin recursos o soportes. 
Como contrapartida Castel agrega que surgió como
solución a este abandono total del asalariado, "sacar
al individuo no propietario del abandono total, propia de la
condición proletaria en los inicios de la
industrialización, insertándolo en los colectivos
protectores"
[1] (pp.5). Como
ejemplo concreto de
estos "colectivos protectores", se podría citar la
homologación en el año 2007 de 568 negociaciones
colectivas que al año siguiente fueron avalados 930
convenios y acuerdos colectivos entre sindicatos y
trabajadores, la cifra más alta de los últimos
años.

La desigualdad que se halla presente a la hora de distribuir
la riqueza es otra expresión de residuos de
individualización del trabajador: "la
intervención social del Estado dirigida a regular el
mercado de
trabajo debe ser analizada en relación tanto con la
articulación entre acumulación y estrategia
económica como con las relaciones de fuerza
sociales y políticas.
"[2]
Frente a esta problemática, el articulo "Desigualdad"
propone que, la discusión no sólo debe estar
centrada en la brecha de ingresos y en cómo el Estado
captura y asigna recursos, sino en la distribución
primaria de la riqueza. Esto es, cómo se genera la
desigualdad del reparto en la producción de bienes y
servicios generada por la sociedad.

Por otro lado, haciendo referencia a lo expresado en el
artículo "Salario y
Distribución del Ingreso", se podría decir que se
hacen visibles fenómenos tanto de individualización
como de desindividualización; decimos esto ya que, si bien
es cierto que los trabajadores han mejorado, en cierta
medida,  sus ingresos si a estos se los compara con la
situación de las empresas, la
mejora no es igual. De nada sirve que haya un aumento nominal del
salario si en términos reales, aquél salario no es
proporcional con el aumento de los precios de los
bienes y servicios, lo cual se traduce en un aumento de las
ganancias del sector empresarial. "La particularidad de la
intervención del Estado consiste en el hecho de acoplar la
gestión
de la fuerza de trabajo a los ritmos y modalidades de la
acumulación del capital".
(pp.40)[3]

Intervención
social del Estado y la regulación del mercado de
trabajo

Los autores basan su análisis en un contexto en el cual la
sociedad salarial ha dejado de gozar de una directa
intervención estatal causado por la implementación
de un nuevo proceso
productivo. En los artículos se critican las consecuencias
que el pasaje al actual régimen de acumulación ha
tenido en la sociedad.

 Durante el Estado benefactor (concebido bajo las ideas
de Keynes sobre
la política
económica) se dirigió la distribución del
ingreso hacia el sector asalariado, se llevaron a cabo reformas y
políticas sociales que sirvieron de soporte a la sociedad
salarial a la vez que colaboraban en la implementación de
una producción y un consumo en
masa, necesarios para asegurar el mercado.

 Como señala Coriat, el New Deal aseguraba la
regulación en las relaciones industriales, las nuevas
relaciones de clases y los nuevos equilibrios. Se
implementó el Estado Plan (para
sobrellevar la crisis) que actuaba como un marco jurídico
legal, caracterizado por la marcada inversión en el sector
público,  la asistencia a los parados,
implementación de salarios indirectos, etc.

Durante este periodo se alentó a la formación de
sindicatos, los cuales configuraron una base social,
también se consolidó la negociación
colectiva: los contratos eran
debidamente negociados y los salarios variaban en función de
la productividad;
esta modalidad culminó con la subordinación de las
organizaciones
sociales las cuales junto al Estado garantizaban la mano de obra
necesaria para el modelo productivo que se hallaba en curso.

 Como Zaiat describe en su artículo "Conflicto
vital" con la caída del peronismo
(Principal referente del Estado benefactor) sus sucesores
intentaron desmantelar parte de la estructura
consolidada, fue recién en 1976 durante el golpe militar
cuando se concretó la desindustrialización, este
gobierno se propuso reestructurar drásticamente la
economía y el rol sindical buscando
implementar condiciones más favorables para la
acumulación de capital. Algunas de sus medidas fueron
desproveer a los asalariados de la seguridad
social, limitar la intervención estatal a los
más pobres y reemplazar la negociación colectiva
por un control
gubernamental.

Finalmente, con el Justicialismo se intentó redefinir
el alcance de la intervención del Estado, sus
políticas buscaban desregular los mercados y
reducir la actividad estatal tanto dentro de la economía
como en las áreas sociales. La apertura de los mercados y
la desregulación conllevó a la
flexibilización, y a su vez, el combate instaurado contra
la inflación provocó una marcada disminución
a los salarios reales y ocasionó cambios en la estructura
del mercado de trabajo. Este modelo de las relaciones
laborales tiende hacia la precarización del empleo, y
trajo aparejada la reducción del porcentaje de mano de
obra requerida en la industria,
ocasionando una ruptura en el mercado de trabajo.

 A principio de la década del "90 percibimos que
los salarios son mucho más bajos y los sindicatos (que
actuaban como importantes gestores de sistemas de
intercambios simbólicos y materiales) se
han debilitado gradualmente, tal como se ve en el artículo
"Conflicto vital" donde se las describe como "esas
rebeldías contra las conducciones"
las cuales
"siguen siendo igualmente minoritarias en el universo
sindical, pero son expresiones de que van modificado el escenario
de las relaciones capital-trabajo."
trayendo como
consecuencia lo que indica Lindenboim "Salarios y
distribución del ingreso" "y si los precios de los
bienes y servicios aumentan más rápido que las
remuneraciones de
los trabajadores es probable que estos últimos sigan
perdiendo su participación general",
ya que la actual
regulación del trabajo busca que los trabajadores no
logren recuperar su capacidad de lucha ni reclamen una mayor
participación en el ingreso. El nuevo modelo productivo
requiere obreros predispuestos a cumplir con las exigencias y
requerimientos de la empresa, con
tal fin optan por obreros jóvenes capaces de adaptarse a
estas nuevas condiciones y sin bases sindicales. Ante la crisis
el sector empresarial puede volverse aun más selectivo (no
se requiere el mismo nivel de mano de obra que en el modelo
anterior) intensificando el desempleo y la
exclusión como así también las formas de
trabajo precarizado y las del subempleo. Por otra parte el nuevo
régimen de acumulación favorece al sector
empresario tal como lo describe Lindenboim  "La
contracara del cambio salarial es que los empresarios
están en mejor situación que hace quince
años",
por último como Zaiat cita "En esta
Argentina ha quedado gente absolutamente quebrada y dañada
por el terrible proceso económico que nos tocó
vivir en la última década"
si bien la crisis
económica y social del país se ha ido sobrellevando
gradualmente aun no se ha alcanzado la estabilidad de la clase
salarial.

La regulación de la relación salarial y
del salario
:

Con respecto al artículo "Salarios y
distribución del ingreso", el autor expresa que, si bien
se registra un grado de recuperación en lo referente a la
cuestión salarial, el desempleo, etc.; el mejoramiento al
cual se llegó no es suficiente, más aún si a
estos salarios se los compara con el aumento de la tasa de
ganancia al cual incurrieron las empresas (ya que el aumento de
los precios de los bienes y servicios aumentan en mayor medida
que las remuneraciones de los trabajadores). Según el
autor la regulación por parte del Estado parece tomar
partida por uno de estos actores: se observa una
pretensión, por parte del Gobierno, de ocultar dicha
variación de precios a través del falseamiento de
los datos del índice de precios, pero a pesar de ello, no
se puede tapar la realidad que cotidianamente golpea los
bolsillos. Esta concepción de Estado como protector
de la clase dominante y como instrumento de la misma para
asegurarse la continuidad de la relación
explotativa,  coincide con la teoría marxista, la
cual considera que  "el gobierno de Estado moderno no es
más que una junta que administra los negocios
comunes de toda la clase burguesa."

[4]

Pero la inflación y mala distribución de los
frutos del crecimiento y la productividad, no deja de producir
consecuencias por parte del sector sindical: el artículo
"Conflicto vital", hace referencia a la complejidad que alcanzan
las demandas de  los trabajadores y los sindicatos
orientadas ya no a la elevación de los salarios nominales
sino que ahora están dirigidos a la recuperación
del salario real.

En el artículo "Desigualdad", el autor también
plantea la problemática de esta regresiva
distribución del ingreso; destaca como puntos clave el
control de la inflación y un aumento del empleo,
fenómeno al cual se llegará con un crecimiento de
la economía. Con respecto a este punto, es necesario
señalar la importancia de la relación existente
entre el aumento del salario, el aumento de la producción
y el aumento del consumo.

A lo largo de la historia, la pauta de
intervención varió de acuerdo con las condiciones
que establecía el modelo de crecimiento económico,
pero a la regulación del mercado de trabajo se la debe
entender como garante de la subsistencia de las condiciones que
resultan más favorables para la acumulación. Este
último concepto es
señalado también por las autoras Marshall y Cortes
cuando afirman que la regulación estatal de la fuerza de
trabajo determina el alcance de la prerrogativa empresarial y la
magnitud de participación de los asalariados en  el
ingreso así como la pauta de distribución del
ingreso al interior del sector asalariado.

Relaciones entre los
actores de las RR.LL.

Analizando estas relaciones, observamos en los
artículos: "Salarios y distribución del ingreso" y
"Desigualdad" una posición desfavorable para los
trabajadores planteando como alternativa soluciones que
dependen del sector empresario, por ejemplo: incrementar la
productividad, continuar con la creación de empleos, lo
cual conlleva al aumento de los salarios; y también las
del Estado, desarrollando políticas económicas que
modifiquen la regresiva distribución del ingreso.

Encontramos además, que en los tres artículos el
rol del Estado es respaldar el modelo económico vigente.
En el artículo "Salario y distribución del ingreso"
lo vemos cuando el gobierno trata de ocultar la variación
de precios. El artículo "Conflicto vital" afirma que el
nivel de tensión de la relación capital-trabajo
depende de las condiciones políticas, económicas y
sociales, a esto lo ejemplifica con el accionar de los gobiernos
de las últimas décadas, en cuanto a
políticas laborales o económicas con consecuencias
directas para el trabajador. Y por último, y más
evidente aún, en el artículo "Desigualdad" con los
incentivos impositivos a las petroleras.

Este rol es el que plantea la sociología del cambio
radical, ya expuesta en este trabajo. También las autoras
Cortés y Marshall, en su texto, comparten esta
posición. La intervención social del Estado
mediante tres instrumentos: medidas de política laboral,
provisión estatal de bienes, servicios y transferencias y
seguridad social
regulan el mercado de trabajo a favor del modelo
económico, controlando el conflicto social.

A lo largo del período 1890-1990 analizado por estas
autoras, a cada cambio de modelo económico le
siguió la modificación de la ley del trabajo, por
ejemplo: el gobierno militar de 1976-1983 cambió los
mecanismos de determinación  institucional de los
salarios. La negociación colectiva fue reemplazada por un
control gubernamental, se suprimió el derecho de huelga y
varias reformas otorgaron mayor poder
discrecional a los empleadores.

El gobierno menemista electo en 1989 "prevé la
adaptación de los estándares laborales a la
desregulación de la economía, este proyecto se
evidencia en varias iniciativas: la nueva Ley Nacional de Empleo
buscaba flexibilizar el contrato de
trabajo; el decreto que restringe el derecho de huelga; las
propuestas de privatización de los sistemas previsionales
y de elevar la edad del retiro y de disminuir el monto de las
transferencias para resolver la crisis del sistema previsional
estatal"[5].

Destacamos en el artículo "Conflicto vital" la
posición de lucha de los trabajadores, reclamando mejores
condiciones salariales y laborales que podemos comparar con la
lucha de los asalariados en la "condición obrera",
analizada por Castel, que también buscaban mejorar sus
derechos como
trabajadores y que a su vez, encuentran una similar
oposición por parte de la sociedad a sus
reivindicaciones.

Por último, en el mismo artículo podemos
explicar las tensiones que surgen entre los trabajadores y sus
representantes sindicales citando el texto perteneciente a De la
Garza Toledo "Las transiciones políticas en América
Latina, entre el corporativismo sindical y la pérdida
de imaginarios colectivos", donde se hace referencia a la
estrategia de los sindicatos corporativos de recomponer su
alianza con el Estado, ahora Neoliberal, utilizando éste
la estrategia de los sindicatos para imponer sus políticas
económicas y laborales, obteniendo como resultado la
pérdida importante de niveles salariales y condiciones de
vida y el desprestigio de los sindicatos ante los propios
trabajadores como consecuencia de su actitud.

 

 

 

Autores

Pamela Gisela
Bennasar                  

Daiana Soledad Gonzalez Gallo

Nuria Massera

Profesor: Ricardo De Gisi.

Cátedra: Testa-Angélico.

Materia: Principios de
Sociología del trabajo

Argentina

Fecha de entrega: 18/06/08

[1] Robert Castel.
"Individualismo y Liberalismo"

[2] Roberto G. Araujo. "El trabajo en
la Teoría Social Moderna"

[3] Benjamín Coriat. "Los
Tiempos Modernos".

[4] Roberto Araujo. "El trabajo
en la Teoría Social Moderna".

[5] Rosalía
Cortés, Adriana Marshall. "Estrategias
económicas, intervención social del Estado y
regulación de la fuerza de trabajo"

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